Nota en IDEAS: "Concordia, Capital Nacional de la Pobreza"

(NOTA EN IDEAS, revista de cultura socialista, número 28, FEBRERO DE 2003)


Concordia, Capital Nacional de la Pobreza


La Nueva York de un señor Augusto


Por Américo Schvartzman - Desde Concepción del Uruguay, Entre Ríos (*)


La ciudad entrerriana encabeza el listado de pobreza en la Argentina, con casi ocho pobres por cada diez habitantes (77.7%, según la más reciente Encuesta Permanente de Hogares). El dato, sorprendente para muchos argentinos, no lo es tanto para los entrerrianos. En esta nota se intenta explicar por qué.

«Si se compara la geografía entrerriana con la de los Estados Unidos, uno ve que Paraná, la capital, es parecida a Washington, es decir, allí juzgan a las personas por el cargo que tienen, por el poder; Concepción del Uruguay es como Boston, allí se vale por lo que se sabe; y Concordia es como Nueva York, donde se vale por lo que se tiene». La curiosa frase pertenece al ex senador entrerriano Augusto Alasino. La particular cosmovisión de Alasino pasa por alto un detalle importante: Nueva York no tiene la mitad de su población en la indigencia ni ocho pobres por cada diez habitantes.

Hasta hace pocos años nadie asociaba a Entre Ríos con los escenarios de pobreza e indigencia más graves del país. Para los habitantes de la provincia, la miseria era un problema de otros, de "las provincias pobres"; y cuando se hablaba de indigencia, se pensaba en Chaco o Formosa.

Entre Ríos, por el contrario, tenía para mostrar una población relativamente estable en su status socio-económico y cultural de clase media, una producción importante en rubros como avicultura, arroz y citrus, una industria creciente, y una destacada producción literaria y educativa.

Algo cambió en las últimas décadas. La letal combinación de neoliberalismo, menemismo y clientelismo político produjo la realidad que recién hoy —pese a que hace apenas un año esta provincia estalló en saqueos masivos— se traduce en números escalofriantes.

Concordia, la segunda ciudad entrerriana, tiene unos 170.000 habitantes. De ellos, según el INDEC, unos 85 mil están sumidos en la indigencia y otros 50 mil son pobres. Casi el 90% de los chicos concordienses están bajo la línea de pobreza, siempre según los datos procesados en el marco de la Encuesta Permanente de Hogares del INDEC de octubre pasado.

La construcción a mediados de los 70 de la represa hidroeléctrica de Salto Grande fue una causa determinante del crecimiento de su población de manera desmesurada. Un estudio realizado por las investigadoras del Conicet Sonia Mychaszula y Edith Pantelides muestra cómo impactó sobre el crecimiento y las condiciones de vida de la ciudad la construcción de la represa: amplios contingentes humanos llegaron en los 70 para trabajar en ese emprendimiento, y una vez terminadas las obras de infraestructura la gente quedó y el trabajo se acabó.

Esta situación contribuyó a dibujar la realidad actual: una ciudad que creció de manera desmesurada, que incorporó amplios grupos poblacionales que llegaron como mano de obra barata y que hoy son la base —cada vez más amplia— del clientelismo tradicional, que en Concordia llega a niveles inusitados. La impresionante red clientelar que gobierna los barrios concordienses no tiene parangón en otro lugar de la provincia. El hecho de que los saqueos de diciembre no hayan estallado en Concordia es explicado cínicamente por un dirigente de segunda línea de esta ciudad en estos términos: «Lo que pasa es que la verdadera red de contención social en Concordia son los punteros nuestros».

El panorama que hoy caracteriza a Concordia es desalentador. Son numerosas las fábricas cerradas y a toda hora se pueden ver carros y caballos con gente desesperada que busca entre la basura algo para comer. Entre las numerosas mujeres que, apenas cae el sol, se prostituyen en las calles concordienses, se cuentan niñas de 12 y 13 años.

Cientos de personas acuden en busca de comida a "El Abasto", un predio de varias hectáreas donde se arroja toda la basura producida en Concordia. Aquí muchas personas, incluyendo niños de todas las edades, obtienen ropa, trapos, calzados y la comida diaria.

Pero la paradoja más notable es que de esta misma ciudad han salido algunos de los personajes más emblemáticos de la década menemista: el sempiterno Augusto Alasino, un hombre que formó parte del riñón de Carlos Menem y que se enriqueció de manera increíble por esos mismos años; el actual senador nacional Jorge Pedro Busti, dos veces gobernador; el actual intendente concordiense Hernán Orduna, que compartiera el gobierno de Busti; el ex senador nacional radical Alcides López, y una larga lista de concordienses que usufructuaron lugares de trascendencia en la Provincia y la Nación.

Pocas ciudades del país tuvieron tanta influencia en el poder y —sin embargo— se empobrecieron tanto y tan rápidamente. ¿Cómo explicar esta paradoja?

Quizás el ejemplo de Alasino sirva para entender más cómo funciona en la Argentina la mezcla funesta de pobreza, neoliberalismo y clientelismo que expresan el PJ y la UCR. En 1994 Alasino tenía cuatro sueldos: $ 8.700 como senador, $ 5.850 como presidente del bloque, $ 4.300 de su jubilación como diputado y $ 6.100 como convencional constituyente. Era presidente del bloque del PJ en el Senado y, como tal, una pieza clave del sistema de poder y negociación del menemismo. En 1987, cuando llegó a diputado nacional y tras 14 años de abogado, declaró bienes por $ 94.000. Al renunciar a la presidencia de su bloque lo acusaron de haber reunido una fortuna de dos millones, en 14 años de política.

Construyó una casa de 550 metros con columnas dóricas en el frente sobre una loma con vista al río Uruguay, en un parque de 15 mil metros. La mansión, cuyo verdadero costo aún se discute —aunque la tasación judicial habló de casi 700 mil dólares— dio origen al famoso chiste: «Concordia es una ciudad que queda detrás de la casa de Alasino».

Cuando aún se tramitaba en su contra la causa por enriquecimiento ilícito, fue elegido por sus pares del PJ para representarlos ante el Consejo de la Magistratura, el organismo que debe juzgar el comportamiento de los jueces. Uno de ellos tenía que investigarlo a él. Todo el ambiente judicial y político entrerriano asegura que la fiscal federal que ordenó archivar el expediente, Milagros Squivo, accedió a ese cargo por gestión de Alasino. Ella misma reconoció al semanario El Miércoles que un tío suyo era puntero del propio Alasino en Maciá, el pueblo originario de "El Choclo". Y el juez que más impulsó la investigación, José Lauritto —que incluso criticó la decisión de Squivo— figuró más tarde en la misma lista en la interna del PJ que su investigado. Hoy es intendente de Concepción del Uruguay.

¿Hay correlación entre la pobreza y el robo de los dineros del Estado? Es una de las tesis sobre las que ha avanzado el titular de la Fiscalía de Investigaciones Administrativas de Entre Ríos. Mario Oscar Rovira, el abogado —también concordiense— que encabeza la Fiscalía, presentó una serie de denuncias acerca del uso de los fondos provenientes de ATN durante el menemismo en la provincia de Entre Ríos.

Entre ellos, uno de los más significativos se refiere precisamente a Concordia: la intendencia recibió 7 millones de dólares destinados a la construcción de viviendas. Pero esa obra no se realizó. Los fondos —que provenían de la inagotable "caja negra" del Ministerio del Interior en manos de Carlos Corach— debieron ser utilizados en la construcción de 1.500 viviendas para personas carentes de recursos, pero tuvieron un empleo muy diferente al esperado. Siempre según la Fiscalía, el dinero se gastó en sidra, pan dulce y en los servicios de un psicólogo. Para disimular el incumplimiento de las promesas, los sucesivos intendentes de Concordia dieron chapas y maderas para hacer casillas y el Plan se convirtió en un difuso emprendimiento de "autoconstrucción" de viviendas.

Por desgracia, las denuncias de la Fiscalía no han generado, hasta ahora, que un solo juez tome en serio estas causas y las lleve adelante. El gobernador radical Sergio Montiel —que la creó al asumir en 1999— le retiró su apoyo cuando se convenció de que Rovira no se iba a limitar a investigar al bustismo. En la actualidad, la Fiscalía está trabajando con una estructura diezmada: los contratos de sus dos fiscales adjuntos no fueron renovados pero tampoco se nombró a nadie en su reemplazo.

Para terminar de explicar la situación que reveló la estadística del INDEC, sólo resta un párrafo sobre la seudo-moneda provincial que emitiera Sergio Montiel a mediados de 2001.

La deuda descomunal que dejó Jorge Busti y el desmanejo financiero posterior de Montiel —que dedicó los primeros meses de su mandato a anunciar obras faraónicas e incumplibles— produjeron la caída en la salida habitual: la emisión de un bono provincial. Con un presupuesto de 1.500 millones de pesos, el gobierno entrerriano emitió la friolera de 300 millones de "bonos federales". El déficit que prevé en su proyecto de presupuesto 2003 es nada menos que 248 millones.

El paraíso anunciado por Montiel se esfumó. Ya no iba a construir una autopista que atravesara la provincia, ni podría establecer su empresa de telecomunicaciones y fibra óptica, ni crear una empresa estatal de petróleo —que importaría de Venezuela— para competir con las multinacionales. Quedaron como testimonio de esos intentos fastuosos la compra de un hotel de lujo en la capital provincial y del avión Tango para la flota aérea...

(Cabe aclarar que nada de lo anterior es exageración de este cronista. Se trata de proyectos y medidas anunciadas por Montiel en los primeros meses de su gestión.)

Sin respaldo, sin poder para negociar con las empresas de servicios públicos —todas en manos de multinacionales—, que jamás terminaron de aceptar los bonos, en una provincia que carece de producción industrial de importancia, al cabo de veinte meses, el "federal" cotiza a la mitad de su valor nominal.

Una combinación funesta que termina de explicar el por qué de los números del INDEC: el entrerriano no sólo tuvo la devaluación de Lavagna, sino además la brusca caída (a la mitad) de su poder adquisitivo por la subvaluación de la moneda que más circula en la provincia.

Entre Ríos es hoy el resultado de la suma de lo peor del peronismo y lo peor del radicalismo. Una mixtura de irresponsabilidad en el manejo de lo público, de soberbia e ineficiencia, de latrocinio irrefrenable, de clientelismo perverso, que nadie sabe cómo dejar atrás de una vez para siempre. De hecho, ante la inevitable derrota de la casi destruida UCR y el ¿seguro? triunfo peronista en las próximas elecciones, los posibles candidatos de la "renovación" en Entre Ríos son... Jorge Busti y Augusto Alasino.

En el medio, se diseña un futuro de dominación, miseria material y moral con "Hombres Omega", al estilo de la novela Un mundo feliz, de Aldous Huxley, con un potencial humano que se destruye día a día en cada uno de los gurises —como se dice aquí— que integran ese infame porcentaje mayoritario de indigencia y pobreza. Y no sólo en Concordia l

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